de Las Chicas de Oro
Cuando en una serie hace un humor del tipo del que se hacía en las chicas de oro, se tiene la garantía de que la serie nunca va pasar de moda. Lo que no implica obligatoriamente que no lo haga el vestuario, como es el caso. Esta, que es para mi una serie de culto, es la historia de tres amigas y la madre de una de ellas que comparten piso. Vivir juntas no siempre implica entenderse, ni llevarse bien, ni siquiera soportarte. Al escribir esta frase me ha venido a la cabeza el trabajo, no sé bien porqué, la verdad. Se supone que tantas horas compartiendo un mismo espacio al final terminas por cogerte cariño, se supone. Y aunque en el puesto laboral no todos lo consigamos, parece que ser una señora cincuentona con el pelo blanco-morado o rubio platino facilita mucho las cosas.
Yo a las chicas de oro las veo como las Embrujadas del pasado, pero sin poderes. Todas cuando teníamos el bajón de no encontrar pareja nos imaginábamos con nuestras cuatro amigas viviendo en una casita con jardín. Hacíamos planes y nos repartíamos las habitaciones de la vivienda, peleándonos por la más soleada, por supuesto. Casita a la que no le faltaba detalle, todo sea dicho de paso. Por otro lado, estas señoras también simbolizan las abuelas que todos queríamos tener de niños. Adorables, comprensivas y enrolladas, algo carcas pero con la mente muy abierta. Abierta a lo que en su tiempo se toleraba sin que ningún directivo de la cadena sufriera un síncope (vamos, que los guionistas no eran los de Padre de familia).
Es curioso reencontrarse con esta serie, yo era bastante escéptica respecto al tema, pero compramos la primera temporada y fue una grata resorpresa. Puedes seguir riéndote con sus anécdotas (que ahora pasas a entender un poco mejor), adorando a Sofía y emocionándote con la serie. Y sobre todo desear llegar a tu madurez y poder levantarte en medio de la noche a comer tarta de chocolate cuando estás triste y saber que ahí van a estar tus tres o cuatro amigas (normalmente solo de 3 en 3 porque si no, no había manera de que entraran en plano las 4 y la mesa), dispuestas a escucharte, a compartir la tarta y a contarte alguna anécdota reconfortante.
Ahora que vuelven los Héroes del silencio, ¿no se podría hacer una campaña para que vuelvan ellas también?
Añoro St. Olaf y eso que yo era mucho más de Dorothy.
8 comentarios
Brian Edward Hyde -
Genial!!
Iru -
niña gusana -
Y hablando de trabajo, tampoco me importaría ser como aquella que me llamó gótica una noche (que está en edad de protagonizar alguno de los capítulos)
Jejejejeje...
Chewi -
Anakrix -
Chewi -
Kendercico, yo no he tenido abuela kender, pero aun así la echo tanto de menos... jo, que sentimental me pongo a estas horas!
kenderzico -
Por cierto... Zaragozamore... verano del cuarentaysais... jajajaja. que maja quera.
Lansbury passion -