Del WOW (ya tocaba)
Me llamo Carolina, y soy una pícara.
Ese es mi alter ego en el wow, una elfa de la noche especializada en peletería y desuello. Se me hace un poco complicado explicar con detalle en qué consiste el juego a alguien que no lo ha jugado nunca. Lo más próximo que se me ocurre es que es un mundo, y con eso no digo nada, aunque diga mucho. Así que intentaré recordar cómo fue mi primer día dentro de este infierno que engancha como el tabaco y que ocupa parte de mi tiempo libre (por suerte, ya no todo). El primero de los dilemas que se plantean al entrar en el juego es elegir servidor. Se nos presentan básicamente dos opciones, Pve (personaje versus entorno) en el que lucharás básicamente contra “la máquina” o Pvp (personaje contra personaje) en el que podrás alternar un poco más a menudo las luchas contra personajes de la facción contraria, con la lucha contra los muñecos automatizados. Presiento que todo esto me va a quedar muy seriote.
Una vez tomada la primera decisión en el juego, la primera de otras muchas que te quitarán el sueño aunque no seas consciente de ello cuando lo instalas, toca elegir bando. Las opciones, son Horda y Alianza. La gente de blizzard (inventores de esta droga de diseño) insiste mucho en que no hay buenos ni malos (yo no estaría tan de acuerdo), y respetando esa máxima los separaré entre feos y menos feos. Cualquier persona normal, a un simple vistazo, apostaría por la alianza (menos feos, con el permiso de los enanos) que está compuesta por humanos, enanos, gnomos, elfos de la noche y draeneis (una especie de humanoides azules con pies de caballo que recuerdan, pero en guapo, a Ka D'Argo de Farescape). Al otro lado, los chicos de la horda se reparten entre varias razas: orcos, trolls, no-muertos, elfos de sangre (que rompen la norma de fealdad de la horda) y taurens (vacas que caminan de pie). Como he dicho, el primer impulso te lleva hacia los alis (a no ser que seas un loco amante de lo vacuno), pero una vez que estás dentro, no serán pocas las veces en las que te preguntarás por qué no te hiciste un hordo, ¡queda advertido! Y es que la facción de la horda, no se muy bien por qué (aunque existen muchas y variadas teorías), suele ser superior en batallas jugador contra jugador, además de que suelen ser más participativos y colaboran mucho en los foros oficiales en los que te aconsejan y te guían a través del juego.
Una vez tomada la decisión, cuando ya formas parte de uno de los bando del wow, has de elegir raza y clase, además de construir el aspecto de tu personaje según tus gustos. No es una decisión fácil, porque no todas las razas pueden ser de todas las clases. Si quieres formarte en las habilidades de druida, solo podrás ser tauren o elfo de la noche, si te gustan los gnomos olvídate de ser chamán o cazador. Y aunque estas decisiones se toman a la ligera la primera vez que entras, a no ser que alguien te haya aconsejado antes, tu elección sobre raza y clase marcará ciertas ventajas frente a otras clases en jugador contra jugador o jugador contra entorno. Pero bueno, ya que son cosas que se plantea uno cuando ya lleva tiempo con su primer personaje, lo dejaremos en hacerse personaje lo más mono o feo que te apetezca, y a jugar.
Una vez decidido el nombre de tu alter ego, y tras haber probado Xena, Gabrielle, Buffy, Willow y Nikita y comprobar que ya están ocupados, pones lo primero que se te ocurre y entras en el mundo wow. Según la raza escogida, y tras una pequeña intro de su historia, aparecerás en uno de los dos continentes del juego (Kalimdor o Reinos del este). Ahora toca, como en cualquier juego de este tipo, empezar a hacer misiones que consisten básicamente, en matar inofensivos animalillos del bosque y recoger cosas del suelo. Esto te proporcionará dinero y te permitirá mejorar tu equipo y armas, además de subir de nivel, nada nuevo, vaya.
Pero la vida de un personaje del wow no se limita a hacer misiones y guerrear, no señor. Como en el mundo real, uno tiene que buscarse una profesión. El trabajo dignifica y tanto los hordas como los alis, han de ser muy dignos, lo de limpios ya es otra cosa. Así que deberás elegir entre herrero, minero, botánico, alquimista, desollador, peletero, joyero e ingeniero. También puedes aprender a cocinar, primeros auxilios y a pescar. Grandes dilemas que marcarán tu dura vida de lucha contra el mal. Al igual que en nuestra vida diaria, las precariedades (o no) por las que pasará tu personaje serán más fáciles de llevar si tienes pasta. Y para conseguirlo, además de hacer tus misiones, tienes una subasta donde podrás vender todo aquello que vayas encontrando por el camino y que no te sea útil en tus menesteres.
Celebraciones variadas en fechas concretas, el banco, las mazmorras, las hermandades, una feria que va y viene, la posibilidad de rolear, las batallas, las arenas, las bandas, los talentos y las expansiones que nos esperan… son algunas de las múltiples cosas que dejo (un poco a posta, un poco porque esto me está quedando espesito), en el tintero para mi próxima entrada dedicada al wow. Como decía un amigo, hay que ver la falta que le hace al ser humano la magia. Bueno a algunos, que otros con menos se conforman.
9 comentarios
Chewi -
Ampi -
kenderzico -
kenderzico -
cantabria -
Ay, tengo los muñecajos de cuando mi her era peque de Presing catch, los que tenían los brazos articulados para dar hostias finas-filipinas. Entre ellos Hulk Hogan, el Último Guerrero y el Hombre del Millón de Dolares, ¡ah! y Snake cara de serpiente, je. Si teníamos hasta el ring... Tendré que buscarlo, deben de andar escondidos en algún sitio organizando peleas ilegales...
Vaya rollazo he soltado.
Besucos.
Chewi -
Iru, estoy a punto de comprarme un moñaco del Enterrador. Me encantan las mañanas de cuatro, son buenisimas para la resaca.
Cantabria, tres palabricas: No lo hagas. Eso sí, si entras (server los Errantes, alianza, nombre Syphos, para lo que necesites).
cantabria -
Besucos.
Iru -
kenderzico -