de Víctor Manuel
Trantando de luchar contra mi sequía cerebral de estos días y aprovechando que estoy un poco tristona hoy, y se dice que cuando uno está mal escribe mejor, aprovecharé para tratar de escribir algo bonito esta tarde. Si no bonito, al menos algo que se deje leer.
Y un post que tenía pendiente desde hace mucho, es el dedicado a Victor Manuel. Antes estaba mucho más al día de todo lo que concernía a su vida, pero ahora que mi cabeza va por otros derroteros (y que soy de natural despistada y olvidadiza) he tenido que mirar por la red un poquito para refrescar lo que ya sabía. Es curioso porque en esta labor me he encontrado con el blog de Alex de la Nuez (de mis adorados Alex&Christina) poniéndolo a caldo. Bueno, parece que en el mundo de la música pasa lo mismo que en el mío.
El caso es que lo que me escuece de ser fans de Víctor es su defensa de los cánones y su posición del lado de la SGAE, pero bueno trataré de olvidar esto y contaré las razones por las que me hice fans. Si es que puedo.
Víctor es un tío que a lo largo de su carrera se ha dedicado a sacar singles de las peores canciones de sus discos. Bueno o al menos a mí me pasa que los más nombrados de sus temas no me convencen mucho, sin embargo he encontrado joyitas escarbando entre el resto de temas de sus discos. Y muchas de ellas, rescatadas luego en recopilatorios han tenido el reconocimiento que les correspondía, otras no.
Entre mis favoritas están Parque Berlín, Sube al desván (que si no recuerdo mal versionó Chayanne), por supuesto El cobarde y casi todas en las que Victor le canta a Asturias, lo que se le da especialmente bien. Qué lleves en esa faldaaaa…
El caso es que, (mal que le pese a… todo el mundo y por más mofas que reciba de mis colegas) no puedo evitar encontrar tremendamente atractivo a este señor, me gusta mucho y dice cosas muy bonitas, otras veces otras muy absurdas y me encanta por ambas cosas. Y además es extremadamente amable. Al menos lo fue conmigo cuando, acompañada de mi sacrificada amiga Elisa (santa), hice cola para poder entrar a su camerino y que me echara un autógrafo en su libro. A parte de la dura espera debida a que el señor que hacía fila por delante de nosotras se reía incesantemente de mí, porque se me notaba nerviosa (señor que debió salir corriendo para ser el primero en entrar que se ríe de semiadolescente que fue andando deprisa, solamente, todo hay que decirlo), hubo muy buen rollo. Fue serio y simpaticote, y se quedó con mi boli (debería pagarme un canon por eso, pero bueno).
El caso es que últimamente no está muy prolífico, y lo que hay suyo repartido entre otros artistas tampoco me llama mucho la atención. A nivel fan la verdad es que fastidia, pero ahora, que me he convertido en una autora-blogera de semi éxito (juajuajua) me siento incapaz de reprocharle nada. Y menos después de esta temporadita que estoy pasando.
2 comentarios
tata -
Bss
cantabria -
Y qué más decir... que soy un corazón tendido al sol.